miércoles, septiembre 13, 2006

Del hombre y la Mujer


Del hombre y la mujer

Se me vienen antiguas noticias, que el patriarcado, que han sido años, que nos perdimos en la vorágine, que los hombres, que los hombres.... Y me pregunto..¿No fuimos nosotras quienes lo permitimos? desde un inicio, nosotras lo permitimos. Y lo seguimos haciendo...Vendimos barato nuestra esencia, nuestra forma de hacer las cosas...
Y nos vemos ahora, ansiosas, suplicantes, doloridas, indirectamente culpándolos por nuestra desdicha...¿No son ellos victimas tambien?, ¿Tienen acaso ellos libertad para vivir la curva sinuosa, la mujer que existe en ellos?...y se lee en nuestras revistas las 1001 técnicas para atraparlos, para que no te dejen de querer, para satisfacerlo...
En medio de todo esto, me dicen que estas acciones son a causa de nuestros ancestros, nuestra parte primitiva. Quizas es que me cuesta aceptar mi parte animal, la escencia pura que diferencia a un hombre de una mujer...
Pues, y si la hembra elige, porque hay pocas hembras en celo, y ellos compiten matandose por ser los elegidos para preservar la especie con sus genes, entonces, ¿que revoltijo quedó cuando las hembras dejamos de tener solo un periodo de celo y nos volvimos aptas para disfrutar el placer del sexo en cualquier época del año? ellos no dejaron de pelear, ellos no dejaron de matarse, aunque fueramos muchas...
Me dicen que las hembras comenzaron a tener hijos cada vez mas prematuros, cada vez mas indefensos, pues la posición de su pelvis cambió al comenzar a caminar en dos pies, y nos volvimos madres devotas de aquella criatura pequeña, y tuvieron ellos, los machos, que cuidarnos, proveernos, protegernos, para preservar la especie...me dicen que tuvimos que volvernos atractivas, atrayentes, para que ellos no nos dejaran, y pudieramos sobrevivir...
Luego vino el sedentarismo, se separaron los roles, y pasamos a ser objeto de apropiación, junto con los hijos, junto con la tierra, y nosotras lo permitimos...
Y se separaron las formas de hacer lo nuestro en el mundo, y la sociedad se instauró bajo sus reglas.
Los hombres llegaron a ser lo directo, lo objetivo, el intelecto, la razón, la visión, la decisión, la acción, el trabajo esforzado, el sudor, el estoicismo, la voz fuerte, la autoridad...Nosotras a hurtadillas, fuimos el susurro, la audición, la intuición, la emoción, la reflexión, el descanso, la tibieza, la ternura, la voluptuosidad.... y bajo esa mirada, las mujeres se volvieron el ser indeseable, la sexualidad, la tentación, y en respuesta, nosotras desarrollamos la capacidad de mover los hilos subterraneos de su culpa para mantener nuestro poder...
¿Y que pasa hoy, cuando las mujeres temen de los hombres, y los hombres temen de las mujeres?
Veo a mis congéneres... aunque la lucha de sexos, el feminismo, el machismo, dejaron de ser opciones puramente legítimas, pues es sabido que ambas no son conducentes de algun bien, aún existe ese miedo ancestral de ser allos atrapados y de ser nosotras sometidas... y no hay ganadores en este juego.
Y nosotras reaccionamos, tarde, y salimos al mundo con la intención de validarnos, y lo hicimos malamente en su juego, con sus reglas, con sus modos...Y ellos nos ven exigidas, siempre en conflicto, muchas con conductas mutilantes... matando su mujer, masculinizandonos.
Y ahora me veo...¿Y qué haré con el hombre que hay en mí?¿Cómo haré para legitimar a mi mujer? ¿cómo hacer para armonizarlos, y que vuelvan a ser uno?
Comprendo que las divisiones son artificiales, en mí tengo las capacidades asociadas a ambos sexos, pues, antes de ser mujer, soy humana.
¿Y que harán los hombres, mis hombres, nuestros hombres, con esa mujer silente en ellos?
Si, admito que con el tiempo se han modificado los formatos, las diferencias se han difuminado...pero esto ha traido consigo también una suerte de indiferenciación sexual, que en mi opinión, tampoco responde a nuestro ser mas original. No creo que lo unisex sea la respuesta, creo mas bien que necesitamos comprender nuestras esencias, pues a mi entender, somos mas parecidos y a la vez mas diferentes de lo que pensamos.
Quiéralo o no, soy mujer. Reconozco muchas veces haber querido nacer hombre...pues es dificil creer a los 7 años que ser niñita es más divertido, menos a los 13...y aún ahora, viendo lo quejosas y complicadas que nos hemos vuelto las mujeres, me es dificil encontrarle el brillo...
En fin, mis hijos nacerán también indefensos, me conmuevo ante un abrazo protector, y he tenido la suerte de comprobar lo poderoso que es el trabajo cuando se unen las manos de un hombre y una mujer.
Le sigo temiendo a la autoridad,a la imposición, a la voz golpeada, al estoicismo, a el objetivo y la meta, a la fuerza...
Quizas ustedes, hombres que me leen, le siguen temiendo a la manipulación, a la mujer sexualmente libre, a la inexactitud de lo subjetivo, a los abrumadores sentimientos, a la debilidad...
Y es que hay muchos recovecos en esta historia, tantos, que está demas tratar de mencionarlos.

Por mi parte, solo puedo repetir que reinvindico mi ser-mujer.

Comprendo que las funciones de mi conciencia (intuición, sentimiento, razón y sensación) estan desiquilibradas, que en algún minuto me hice parte de este juego maldito, en el cual el mas fuerte y resistente gana. Hoy, comprendo que hay partes femeninas en mí que desean salir del oscuro escondite de mi subconciente, y que, reprimidas por las normas sociales que yo elijo vivir, me estiran sus manos en sueños, buscando expresar su lugar en mi vida.
Comprendo también, que he culpado al hombre dentro de mí, que he renunciado a sus herramientas para enfrentarme al mundo como reacción al dolor que, algún dia, me causaron heridas hechas con armas masculinas. Me enfrento también, junto a mis madres, a mi hermanas , a mis tias , mis primas, mis abuelas y a todas aquellas mujeres que comparten los genes que están en mí, al dolor infringido por un hombre, un hombre creado también por ellas.
Me queda aún un poco de entereza para reconocer como mía a aquella parte de las mujeres que nos cuesta aceptar, aquella parte no deseable de ellas, y parte de mi proceso es tambíen integrarla al claroscuro de lo que soy.

Y siempre va siendo justo lo que necesito que sea.

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