De niña, conocí la historia de la Durmiente. Aquella que envuelta en sueños, de incierta naturaleza, esperaba. Reposaba en lo alto de su torre, entre el caos de sus dragones. Y en sus sueños de naturaleza decia: "Ese hombre castaño, ese en el cual me entrego, descubriendome. Abrazarme a sus castaños, sus otoños y primaveras, con su calor de verano y sus noches de invierno. Sus palabras verdes, de enredadera. Su mirada de luna, llena de cielo, de estrellas, de celeste,verde y café, todo él. Noches como mareas, entrelazados, su pecho amplio y tibio, manos cálidas, de artesano de mi piel, boca de mar, y aliento de manzanilla. Y sus abrazos, que cubren y elevan, esos que colman mi alma de paz, esos abrazos de historia, de años, de millones. Recuerdo esos abrazos, con tantas formas distintas, y tan exactos en su engranaje. Mi nariz pérdida en su cuello, aspirando, mis ojos cerrados, mis manos en reposo, y sonrio. Y su tibieza, esa de piernas entrelazadas, y sus brazos, esos que tienen luz, esos de piel. Su espalda de madera. De fuego. El, todo bosque. Y su actuar de Río, que invita, distinto en sus formas de avanzar, con mil paisajes y mil formas de ser en ellos. Cómo un junco al viento. Risa de pájaro. Delfín en el juego. Y Cóndor, asi, Cóndor. Y yo....siendo naturaleza."
Así, un dia despertó. Y no fue por su beso. Y ya no quizo dormir mas. Tomó, entonces, la espada y el escudo, y salió a su batalla, para ir al encuentro. .............
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1 comentario:
liiii
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